Los paralelismos, los dramas símbolo y la cronología nos enseñan que hay tres temas importantes en la Biblia, los cuales corresponden con tres símbolos básicos del Jardín de Edén. Si percibimos esto, entonces lo demás se va aclarando con el estudio.
El primer símbolo es el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. Éste representa la soberanía de Yehóvah, el gobierno, y se asocia a la higuera en Israel. Estuvo localizado, según se percibe, en el Monte Sión, la Ciudad de David.
El segundo símbolo es el árbol de la vida. Éste representa la provisión de Yehóvah para obtener vida eterna. Estuvo asociado al olivo en Israel y llegó a corresponder con el servicio del sacerdocio y el templo. Todo indica que estuvo localizado en el Monte Moriah, donde actualmente se encuentra el Domo de la Roca, el lugar del Santísimo.
El tercer símbolo es el Jardín de Edén mismo, el suelo del cual se sustenta físicamente el hombre. Se asocia a la vid y se entiende que fue el territorio principal de Israel, con el río Jordán como lado de entrada (al Este) y el Mar Mediterráneo (al Oeste). Sus límites se representaron en la última visión de Ezequiel.
Ahora bien, cada uno de estos símbolos está asociado a un período de siete Tiempos (2520 años), siendo finalmente el Mesías quien al final de cada período interviene y logra una restauración. También, estos símbolos estuvieron asociados a las tres tentaciones que el Diablo le hizo a Jesús. Veamos.
La primera restauración ocurrió cuando el Príncipe del Ejército de Yehóvah abrió el acceso a la Tierra Prometida, en Abib de 1473 aEC. Israel, como representación colectiva de Adán, llegó a existir como nación escogida. La conquista de Canaán, es decir Palestina, culminó siete Tiempos de restricción que comenzaron en 3993 aEC, cuando Adán fue expulsado del Jardín.
Este primer tema estuvo asociado a la primera tentación, según Mateo, pues tenía que ver con el sustento físico del hombre. Cuando se cerró la restricción el maná cesó, lo que indica que el pan del cielo reemplazó el fruto de la Tierra Prometida. Jesús mostró que más importante es el alimento esencial que el físico.
La segunda restauración ocurrió cuando Jesús mismo comenzó su obra pública en Galilea, y mostró el poder del espíritu santo entre los hombres. Su obra dio origen a la nación de reyes y sacerdotes, el cristianismo. Eso fue como restaurar el acceso al árbol de la vida eterna. El principio de esta restricción ocurrió en 2491 aEC, cuando Yehóvah restringió la intervención de su espíritu para con el hombre, 120 años antes del Diluvio. En realidad, fue desde ese tiempo en adelante que Dios ya no permitió que los espíritus de su organización celestial tuviesen contacto libre con la humanidad. Pero la ayuda de los ángeles se manifestó cuando el espíritu santo vino sobre los cristianos.
Este segundo tema estuvo asociado a la segunda tentación. Jesús fue colocado en el almenaje del templo y se le tentó a arriesgar su vida dando por sentado que Dios está obligado a sostenerla. Jesús mostró que la vida sin fin no está garantizada si uno pone a prueba a Yehóvah. Sólo es posible vivir para siempre si uno obedece y respeta la guía de Dios.
La tercera restauración ocurrió cuando el Mesías comenzó a reinar en medio de sus enemigos, desde 1914 en adelante. Su obra dio origen a los cristianos modernos, los hijos de Raquel. La restricción sobre el reinado de la dinastía de David comenzó en 607 aEC, cuando las potencias gentiles comenzaron a controlar a los reyes de Judá. El primer gobierno fue el de Egipto, que puso a Jehoiaquim como rey vasallo. Luego vino Babilonia y definitivamente hizo desaparecer el gobierno representativo de Yehóvah. Los últimos cuatro reyes de Judá gobernaron fuera de ley.
Este tercer tema estuvo asociado a la última tentación. Jesús fue tentado a recibir todos los reinos del mundo si reconocía al Diablo como su guía. Pero mostró con firmeza que el Reino, la expresión de la soberanía de Yehóvah, le pertenece a Yehóvah únicamente.
Ahora bien, esta exposición, como pueden percibir cristianos informados de hoy, es coherente y concuerda con las Escrituras. ¿Cómo pudo lograrse? Prestando atención a la cronología, los dramas símbolos y los paralelismos que dejó Yehóvah en su Palabra, cosa que por alguna razón ya no se le da tanta importancia como antes.
Es el Mesías el que cierra los períodos de siete Tiempos, y esto fue representado en Génesis 33. Jacob, como figura del Mesías, se inclinó siete veces para ganarse el favor de Dios (representado por Esaú en el drama), y lo hizo poniendo delante de él a tres instancias de su familia: Las esclavas y sus hijos, que representaron a Israel, la primera esposa y sus hijos, que representaron a los primeros cristianos, y la segunda esposa y su hijo, que representó a los cristianos modernos.
Así pues, se ve que el Mesías es el personaje principal del propósito divino. Él es el que cierra las restricciones y favorece con su obra la existencia de un pueblo para Yehóvah. Y estos pueblos fueron guiados por el Mesías en diferentes instancias. La última fue la de la clase José, desde 1918 en adelante. Y todo parece indicar que la clase Benjamín nacerá en 2018.
Bendiciones.
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