Desde Abraham (engendrado en 2019 y nacido en 2018 aEC) hasta el fin de la Era Abrahámica (entre 2017 y 2018 EC) hay 4.035 años. En el centro de este gran período se encuentra el principio de la vida terrestre de Jesús, el cabeza de la Simiente Prometida (2-1 aEC).
Cuando Abraham cumplió 75 años, su padre murió. Entonces, en 1943 aEC, unos 430 años antes del Éxodo, él y sus parientes entraron en Canaán para vivir como forasteros en la tierra de la promesa. Cruzaron el río Éufrates, el límite oriental probable de Edén, y caminaron hacia Palestina, el territorio que debió de ser el Jardín de Edén original. En ese territorio, Abraham comenzó a invocar el nombre de Yahovah, con fe absoluta en la realidad del propósito divino. La Era del Pacto Abrahámico tuvo sus comienzos de esa manera.
Isaac, el heredero de la promesa, nació cuando Abraham tenía 100 años. Cuando Isaac llegó a ser un adulto, probablemente a la edad que tuvo el Mesías al morir, fue ofrecido ilustrativamente en sacrificio por mandato divino. El lugar escogido por Yahovah para que se diera aquel evento simbólico fue por las inmediaciones del monte Moriah, el mismo lugar donde estuvo el templo de Salomón siglos después. Allí mismo estarían los árboles del Jardín en el principio, el lugar donde estuvo la transgresión original de Adam. Allí murió Jesús también.
La Era del Pacto Abrahámico no puede extenderse más allá de la primavera de 2018 aEC, porque sus 11 Tiempos, ó 3.960 años, comenzaron en la primavera de 1943 aEC. Así pues, vivimos al umbral de un gran cambio para nuestra historia. El propósito de Yahovah, expresado cuando Abraham estaba para salir de Ur de los caldeos, era que la Simiente Prometida vendría para bendecir a las naciones. El apóstol Pablo escribió en la carta a los cristianos hebreos:
Por fe Abrahán, cuando fue llamado, obedeció, y salió a un lugar que estaba destinado a recibir como herencia; y salió, aunque no sabía adónde iba. Por fe residió como forastero en la tierra de la promesa como en tierra extranjera, y moró en tiendas con Isaac y Jacob, herederos con él de la mismísima promesa. Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios. (Hebreos 11:-10.)
Y es así precisamente. La ciudad que tiene fundamentos verdaderos es la Nueva Jerusalén, es decir, la Novia del Cordero. El Pacto Abrahámico llega a su culminación cuando cumple su objetivo: Producir la Simiente Prometida, la cual está conformada por el Mesías Jesús y su cuerpo de 144.000 escogidos, el Israel espiritual. En su conjunto, este hombre y esta mujer simbólicos llegan a ser el Hijo Varón que le nace a la Mujer celestial de Revelación 12. Ellos conforman el Hijo del hombre.
En Daniel 7 se agrupa a los Santos del Supremo como uno solo cuando se habla del Hijo del hombre. Éste es Jesús y su cuerpo de asociados. Gobernarán durante 1.000 años, juzgando como reyes y sacerdotes. A esta esperanza apunta la selección de Abraham desde el principio de la Era del Pacto Abrahámico. Y hay que aclarar los términos ahora:
- La Era Abrahámica comienza cuando nace Abraham, en el tiempo señalado, 2018 aEC. Esta era termina en 2018 EC. En el centro se encuentra el nacimiento del Mesías.
- La Era del Pacto Abrahámico comienza cuando Abraham es llamado a salir de Ur de los caldeos, en 1948 aEC, ó también cuando él sale de Harán para entrar en Canaán, en 1943 aEC. Esta Era también culmina en 2018 EC, a más tardar. En el centro está el sacrificio del Mesías y el nacimiento de la congregación cristiana, desde el año 33 EC en adelante.
El Amo está cerca. No nos durmamos.
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