A decir verdad, la clase José representa a los cristianos que nacieron después de los dolores de parto de la Primera Guerra Mundial, entre 1914 y 1919. Y apunto a 1919 como un referencia válida por los hechos. Fue en ese año que también fue concebida la Sociedad de Naciones, la Bestia que luego se transformó en la ONU. La Simiente de la Mujer y la Simiente de la Serpiente, al final de cuentas, convergen en su aparición.
Ahora bien, la clase José es, esencialmente, el Esclavo Fiel y Discreto, el administrador espiritual de alimentos en un mundo de hambre. Nació primero. Luego, en la parte final de los tiempos, cuando viene el desenlace del propósito de Dios manifestado mediante el Pacto Abrahámico, nace la clase Benjamín, la cual estaría conformada por cierto tipo de cristianos. ¿Qué la caracterizaría?
En primer lugar, hay que asegurar que esta clase última nace cuando Raquel "muere", en armonía con el drama simbólico de Génesis.
Y mientras todavía quedaba un buen trecho de tierra antes de llegar a Efrat, Raquel procedió a dar a luz, y le estaba siendo trabajoso el parto. Pero sucedió que, mientras experimentaba dificultad en el parto, la partera le dijo: “No tengas miedo, porque tendrás este hijo también”. Y el resultado fue que, al ir saliendo el alma de ella (porque murió), lo llamó por nombre Ben-oní; pero su padre lo llamó Benjamín. Así murió Raquel, y fue enterrada en el camino a Efrat, es decir, Belén. (Génesis 35:16-19.)
Belén representa el Reino de Dios, la ciudad de David (Lucas 2:4; Juan 7:42). Raquel es en realidad la "mujer" de Revelación 12, la cual muere cuando el Reino de Dios nace, es decir, cuando son completados todos los miembros de la Simiente Prometida. Esto se deduce del sueño de José, donde Raquel es la luna y Jacob el sol, mientras que sus hermanos son las estrellas. Hoy las doce estrellas de la corona de esta "mujer" representan a las doce tribus del Israel espiritual, los 144.000. Nótese que en Revelación las últimas dos tribus de este Israel simbólico son José y Benjamín. Esto no debe ser casual.
Ahora bien, al ocurrir el sellado final de los esclavos de Dios, ocurre un cambio de circunstancias en el cristianismo, pues ahora estos cristianos, aunque viven todavía en la Tierra, están en una condición de elegidos permanentemente. Son como un profeta designado por Yahovah, con la autoridad de los Dos Testigos, como Moisés y Elías. Miembros de la clase José llegan a ser parte de la clase Benjamín, sin duda, y de esa manera se concreta el cristianismo del final de los tiempos. Es contra este remanente de la Simiente de la Mujer que se dirigirá el odio del Dragón a través de la Bestia, por 42 meses.
Uno de los lectores me preguntaba sobre la razón del aumento de los participantes de los emblemas en la Cena del Señor entre los JW. De lo que eran 9.000 más o menos hace pocos años, ahora son más 15.000. ¿Qué podría significar esto? ¿Acaso no tendría que bajar la cantidad en vista de la cercanía de final? Bueno, tendría sentido que esta cantidad bajara, pues los escogidos van muriendo. Sin embargo, también tendría sentido que esta cantidad aumentase pues se está acelerando la selección final de los últimos miembros de los 144.000 miembros de la Novia del Cordero. Y es Yahovah quien los selecciona, al final de cuentas.
Cabe mencionar que cada una de las tribus mencionadas en Revelación 7 está compuesta de 12.000 miembros. En cierto modo, podría decirse que la clase Benjamín, que es la última, tendría que estar conformada específicamente por 12.000 miembros, simbólicamente hablando. Si hoy hay 15.000 participantes de los emblemas, no habría razón para inquietarse. No todos ellos son miembros genuinos de la clase sacerdotal. Llegado el momento se sabrá quiénes realmente le pertenecen a Yahovah.
Ahora bien, está cerca el tiempo en el que se completarán los 100 años de la clase José, que nació en 1919, a más tardar. Así pues, en vista de que la clase Benjamín está por nacer, al acercarse el final de estos 100 años, tendría que haber para nosotros alguna clave bíblica que nos ayude a confirmarlo. Y la hay.
Según las Escrituras, Jacob tenía 130 años cuando entró en Egipto. Y en ese tiempo, habían pasado siete años de abundancia y dos años de hambre desde que José había sido nombrado administrador de Egipto, algo que ocurrió cuando él salió de la prisión, a los 30 años. En consecuencia, puede deducirse que José tendría unos 39 ó 40 años cuando Jacob estaba para entrar en Canaán, así que se ve que José nació cuando su padre rondaba los 90 años. [De hecho, la entrada en Canaán ocurrió en 1728 a.e.c., en el centro de los 430 años que hubo entre la entrada de Abrahán en Canaán y la salida de Israel de Egipto.]
No se nos dice cuándo nació Benjamín, quizás porque esto es un secreto que tenía que ser entendido al fin de los tiempos, pero ese nacimiento ocurrió años antes que José fuese vendido como esclavo por sus hermanos. José, como se sabe, fue vendido cuando tenía 17 años, es decir, cuando Jacob tenía unos 107 años de edad. Es evidente, pues, que Benjamín nació cuando Jacob tenía alrededor de 100 años. Esto tiene que concordar con todo lo que la Biblia indica, y el sentido común tiene que estar de nuestro lado, pues cuando Jacob entró en Egipto, Benjamín ya tenía diez hijos.
Y los hijos de Benjamín: Bela y Béker y Asbel, Guerá y Naamán, Ehí y Ros, Mupim y Hupim y Ard. (Génesis 46:21.)
Pensemos, si cuando Jacob entró en Egipto, a los 130 años de edad, su hijo más pequeño ya tenía 10 hijos, suponiendo que tuviese una o dos esposas, entonces estos habrían comenzado a nacer cuando Benjamín tenía las capacidades reproductivas para hacerlo, en su adolescencia... ¿Quizás alrededor de los 15 años? Esto no sería raro en el Israel del pasado, pues Salomón estaba entrando en la adolescencia cuando comenzó a reinar, y cuando completó sus 40 años de reinado, su hijo Rehoboam le sucedió, y éste último ya tenía 41 años, lo cual es notable. Eso significaría que cuando Jacob tenía 130 años, Benjamín tendría ya alrededor de 30 años. Así pues, parece claro que Benjamín nació más o menos cuando su padre tenía 100 años.
En resumen, tenemos que José nació cuando Jacob tenía 90 años (en 1768 a.e.c.) y Benjamín quizás hasta unos diez años después. Quizás fue como en el caso de Isaac, que nació cuando Abrahán tenía 100 años. El caso es que Isaac y Jacob representaron lo mismo: el Mesías. Esto nos lleva al punto en cuestión. Hay 100 años que anteceden al final, así como ocurrió con los hijos de Noé, que empezaron a nacer cuando Noé tenía 500 años de edad, mientras que el Diluvio llegó en el año 600 de Noé. Son 100 años claramente bosquejados en relación con el fin de nuestra era. Así pues, llegamos a la conclusión de que el Reino de Dios vendrá cuando se completen 100 años desde que nació la clase José. Estamos hablando de un momento entre 2014 y 2019. Lo más obvio es que ese momento está asociado al fin de la Era del Pacto Abrahámico, entre 2016 y 2018.
En vista de esto, los siervos de Yahovah no deben dejar de perder su expectación de las cosas que vienen pronto. Estas revelaciones de la cronología no son accidentales. Nos están llevando en la dirección correcta. Y el tiempo ya se acaba.
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